OBJETIVO e INTRODUCCIÓN

Este blog nace como proyecto personal para compartir con todos algunos de los fascinantes lugares en Tenerife que he tenido la suerte de conocer. Para mi, el secreto de la red está en compartir e intercambiar, así que ahí va mi granito de arena. Espero que les guste y los animo a comentar en las entradas, tanto para saber sus opiniones, como para añadir información de los distintos lugares mencionados.
Un saludo afectuoso a todos, de parte de uno que conoce y ama a su tierra.
ISRAEL SANTOS

martes, 30 de agosto de 2011

Ifonche -Taucho (o casi)





En este caso, más que sólo contarles sobre el lugar, les narraré un poco la experiencia que tuve al ir de pateo por este sitio tan impactante. Ifonche es un MUST, para todo aquel que le guste los sitios aislados, tranquilos y naturales. Se encuentra al pie de la pica Imoque y en medio de un espléndido paisaje rural sin comparación.           

  Este pasado Domingo  Mónica y yo fuimos a hacer esta maravillosa y desconocida ruta en Tenerife.
Desde hacía mucho pero que mucho tiempo, tenía esta ruta en mente, pero por un motivo o por otro me eludía, hasta que por fin cayó. Y no cayó bajo grandes preparaciones, ni planificaciones rigurosas, sino al contrario... al capricho de un giro de volante... Montaña Guaza o Ifonche... en un segundo quedó decidido.

             Bueno la ruta no tiene desperdicio. Tengo que decir que aunque sólo fuera por asomarse a "Las Vistas" sobre el Barranco del Infierno ya vale la pena ir hasta ahí. Pero hay más, y tanto que hay más... El sendero está lleno de flora autóctona y de fauna extranjera. Los guiris es el mamífero más común. Se le puede reconocer de cerca por unos calcetines estirados a media pierna metidos en sandalias de caminar, por su manifiesta cara roja y ojos claros y por supuesto por su cara de total y absoluta felicidad. A la distancia se les reconoce porque van como tiros y rara vez se equivocan.

               Pues eso, que el camino no tiene desperdicio. Pasa junto a unas huertas abandonadas, propiedad de los lugareños y de una antigua casa canaria espléndidamente conservada que me dio más de una envidia de las no-sanas. Sigue este por un precioso pinar que se interna buscando la ladera derecha del barranco. Llegando ahí, ya se puede oír el murmullo del agua, que se va tornando en el más precioso de los ruidos. Un triunfo de la naturaleza, un canto a la vida y a la felicidad. Viviendo en Tenerife notamos la escasez de ríos, la falta de cuerpos de agua otros que el océano que nos rodea.
          
             Mónica flipó con el riachuelo, cosa que no me extrañó porque creo que la conozco como si la hubiera parido. En el cauce del barranco hay un centenar de pequeños mojones de piedras, hábilmente colocadas ahí por los senderistas, como tributo al lugar, y como recordatorio de su paso. Nosotros no íbamos a ser menos y construimos el nuestro... de unos cuatros pequeños pisos de altura. Una obra faraónica para una hormiga... y más bien un poco torpe para unos humanos con tanto coeficiente.

              Seguimos por el lado izquierdo del barranco... sube que te sube... pero sabiendo en todo momento de que a la vista estaba lo que había que subir... una loma y llanear... otra loma y vuelta a llanear... vamos que no desmoralizaba la ruta.

              Dejamos el barranco atrás, ya no se oye el agua y seguimos por colinas entrando y saliendo de pequeños barranquillos causados por el agua. Por un sendero sin señalizar, cubierto de pinocha, vivo aún por el uso que los senderistas le dan continuamente. La falta de señalización, si lo pienso bien, es un plus, un atractivo más, un componente más que añadir a su naturaleza salvaje. Porque si algo hay que decir, es que este sitio esta a tomar por culo... vamos que se te estalla un ojo para ver civilización.... tanto mejor

             Nos paramos a chascarnos unos bocatas hechos al momento y a medida... de pata asada con queso blanco y otro de pan tomaca... absolutamente deliciosos y sazonados por el entorno y la compañía... absolutamente nada mejor que hacer un Domingo.

              Seguimos, siempre mirando el reloj, cavilando el regreso, sopesando el clima, temiendo las nubes, ponderando el esfuerzo.... ay cobarde que no llegaste a Taucho... por un par de colinas más. Al final nos dimos la vuelta en un cerro desde el cual seguro que por el otro lado ya se veía Taucho, se olía la comida y se saboreaba la cerveza. No se lo digas a nadie.

               La vuelta fue veloz, lo que corresponde a dos atletas de nuestra talla y porte. Al llegar al comienzo de la ruta y dando gracias por haber partido pronto y evitar la emboscada de la noche... vimos, no sin mucho asombro, un grupo de ávidos senderistas comenzando la ruta hacia Taucho. La cabeza la metimos en un saco.

En definitiva, encantado, deleitado y estupefacto. Deseando volver y contento de compartirlo con Moni.

1 comentario:

  1. Thank you very much for your fascinting photos of Tenerife places ;)

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